¿Por qué el arte es bueno para los niños?

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La niñez es la etapa en donde el aprendizaje es indispensable, los pequeños han llegado a este mundo y hay miles de cosas por emprender para desarrollarse e ir creciendo a la par. Pero quiero enfocarme más en la etapa donde la creatividad entra en juego, por ejemplo a partir de los 4 años de edad los niños son más autónomos y aprenden un poco más rápido, su motricidad es más fuerte y las emociones junto con los sentimientos son más entendibles para ellos.

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Desde esa etapa es importante ir mostrando a los pequeños por ejemplo, colores, formas, animales, etc. Que serán los partidarios en la incursión al arte.

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Conforme van creciendo, su desarrollo artístico y espiritual es cada vez más importante pero por desgracia son áreas que se dejan en otros planos, sin darle la importancia debida, lo cual es muy negativo ya que como seres humanos necesitamos nutrir esas áreas y si es desde infantes, muchísimo mejor. Hay investigaciones que demuestran que incluso el área artística en cuestión educativa ayuda a mejorar otras materias, como matemáticas y ciencias.

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Los padres pueden ir mostrándoles el mundo del arte a sus hijos, ayudarles a crear su primera obra, llevarlos a galerías o museos, explicarles ciertas cosas que puedan ellos comprender y elevar su inteligencia. El arte promueve su autoestima, a resolver problemas, a atender su alrededor y coordinarse, además de nutrir su alma.

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He podido observar, en la etapa de adultos jóvenes, cuando llevan alguna licenciatura o ingeniería en donde no hay mucho qué hablar sobre arte, en ocasiones su plan de estudios aporta materias extras artística para no dejar atrás el desarrollo de esa área, pero muchos de los estudiantes rechazan esas actividades y las tachan de “inservibles” lo cual es muy triste porque no se percatan de la importancia para su vida y conocimientos.

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Por lo tanto vuelvo a mencionar la importancia de incluir esto desde una edad temprana.

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Los niños son como seres mágicos, pueden ver donde los adultos a veces ya no vemos, mantienen esa esencia y naturalidad, que pareciera que ellos mismos son una obra de arte.